CESTO DE LOS TESOROS.
. ¿ QUÉ ES ?
El cesto de los tesoros es
una propuesta de juego dirigida a niños de 6 a 12 meses. A esta edad pueden
permanecer sentados, pero aún no se desplazan demasiado de donde están.
Es una actividad de
exploración. Para llevarla a cabo, hay que llenar un cesto de mimbre con
objetos de uso cotidiano, escogidos con la finalidad de proporcionar estímulo y
experiencia a los cinco sentidos del niño: el descubrimiento y el desarrollo
del tacto, del gusto, del olfato, del oído, de la vista, y del sentido del
movimiento del cuerpo.
Cuando sentamos al niño al
lado del cesto, puede desarrollar mejor su capacidad de coordinar ojo, mano y
boca, puede acceder con más facilidad a los objetos y llevárselos a la boca
para conocerlos.
Seguramente, cuando el niño
coge un objeto y lo examina, lo chupa o muerde, su mente se pregunta: “¿qué es
esto?”.
A través del juego le
ayudamos a establecer los primeros contactos, comunicaciones e interés mutuo
mientras juegan con los objetos del cesto. Estos objetos son auténticas
herramientas de aprendizaje y como tales se han de respetar, aunque muchos de
ellos sean utensílios domésticos de uso cotidiano o materiales de la naturaleza
sin ninguna finalidad concreta.
. LOS OBJETOS.
Los podemos clasificar en
objetos naturales, de materiales naturales, de madera, metálicos, de papel y
cartón, de piel o tela y de vidrio.
El cesto no contiene juguetes comerciales ni
objetos de plástico, ya que estos sólo aportan variedad en cuanto al color. La
vida cotidiana ya está llena de colores. Sobre todo interesa ofrecer materiales
que normalmente no están a su alcance, con el propósito de proporcionarles la
gama más amplia posible de experiencias sensoriales.
Otros materiales no darían
al niño unas referencias tan precisas sobre la superficie, peso, temperatura,
forma, color, sonido, consistencia, etc.
METODOLOGÍA.
La manera de llevar a cabo
la actividad se divide principalmente en dos partes:
1. FASE
PREPARATORIA:
La
educadora tiene que tener preparado el cesto.
2. FASE
DEL JUEGO:
El
cesto se presenta a los niños de una manera atractiva.
Se
coloca a los niños sentados en circulo sobre una moqueta y el cesto lo
colocamos en el centro, para que les sea sencillo acceder a los objeto
La
educadora observa y sólo interviene si hay algún conflicto.
Mientras juega con los
objetos, el niño los mira, los toca, lo chupa, los agita, los golpea, los
escucha, los observa, se los pasa por la cara y la cabeza, los revuelve, les da
la vuelta, los ajusta, los amontona, los mete, los saca, los vuelca, los huele,
los comprueba, tantea espacios y volúmenes, los tira… Constantemente busca
diversas sensaciones y, cuando está entusiasmado jugando, todo su cuerpo
participa en ello. Su tronco se balancea, sus manos y sus pies se coordinan, su
cabeza, piernas y brazos se mueven, chilla, ríe y emite sonidos preverbales.
“ La actividad de recolectar
nuevos objetos y la observación de los niños mientras exploran es una fuente de
placer y de interés también para el adulto “.
( Elinor
Goldschmied ).